29 de octubre

San Cayetano Errico, sacerdote y fundador

Solemnidad

 

Nació en Secondigliano, Nápoles, el 19 de octubre de 1791. Fue ordenado sacerdote el 23 de setiembre de 1815. En 1836 fundó la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones en Secondigliano. A través de las misiones populares y del ministerio del sacramento de la Penitencia dio testimonio del evangelio de la misericordia de Dios Padre. Se opuso al jansenismo difundiendo en todo el sur de Italia la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Murió en Secondigliano el 29 de octubre de 1860.

 

PRIMERAS VÍSPERAS
INVOCACIÓN INICIAL

  1. Dios mío ven en mi auxilio.
  2. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria. Aleluya.

HIMNO

Cantemos al Señor con alegría,

unidos a la voz del pastor santo;

demos gracias a Dios, que es luz y guía,

solícito pastor de su rebaño.
Es su voz y su amor el que nos llama

en la voz del pastor que él ha elegido,

es su amor infinito el que nos ama en la entrega

y amor de este otro cristo.
Conociendo en la fe su fiel presencia,

hambrientos de verdad y luz divina,

sigamos al pastor que es providencia

de pastos abundantes que son vida.
Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,

manda siempre a tu mies trabajadores;

cada aurora, a la puerta del aprisco,

nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

 

 

SALMODIA

Ant. 1: Alabad a nuestro Dios, todos sus santos.
Salmo 112

Alabado sea el nombre del señor

Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. (Lc 1, 52)

 

Alabad, siervos del Señor,

alabad el nombre del Señor.

Bendito sea el nombre del Señor,

ahora y por siempre:

de la salida del sol hasta su ocaso,

alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,

su gloria sobre los cielos.

¿Quién como el Señor Dios nuestro,

que se eleva en su trono

y se abaja para mirar

al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,

alza de la basura al pobre,

para sentarlo con los príncipes,

los príncipes de su pueblo;

a la estéril le da un puesto en la casa,

como madre feliz de hijos.
Ant. 1: Alabad a nuestro Dios, todos sus santos.

 

Ant. 2: A quien me sirva mi Padre del cielo lo premiará.
Salmo 145

Felicidad de los que esperan en dios

 

Alaba, alma mía, al Señor:

alabaré al Señor mientras viva,

tañeré para mi Dios mientras exista.
No confiéis en los príncipes,

seres de polvo que no pueden salvar;

exhalan el espíritu y vuelven al polvo,

ese día perecen sus planes.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,

el que espera en el Señor, su Dios,

que hizo el cielo y la tierra,

el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente,

que hace justicia a los oprimidos,

que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos,

el Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos,

sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sión, de edad en edad.

 

Ant. 2: A quien me sirva mi Padre del cielo lo premiará.

 

Ant. 3: El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los siglos.
Cántico     Ef 1, 3-10

Plan divino de la salvación


Bendito sea Dios,

Padre de nuestro Señor Jesucristo

que nos ha bendecido en la persona de Cristo

con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,

antes de crear el mundo,

para que fuésemos consagrados

e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,

por pura iniciativa suya,

a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido

en su querido Hijo,

redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,

hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia

ha sido un derroche para con nosotros,

dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan

que había proyectado realizar por Cristo

cuando llegase el momento culminante:

hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,

las del cielo y las de la tierra.
Ant. 3: El Señor Jesús se rebajó; por eso Dios lo levantó sobre todo, por los siglos de los siglos.

 

 

LECTURA BREVE                                                                                      Fil 3,7-8

Todo lo que para mi era ganancia lo he estimado pérdida comparado con Cristo. Más aún, todo lo estimo perdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdì todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.
RESPONSORIO BREVE

  1. El Señor lo amó y lo enalteció.
  2. El Señor lo amó y lo enalteció.
  3. Lo revistió con vestidura de gloria.
  4. El Señor lo amó y lo enalteció.
  5. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
  6. El Señor lo amó y lo enalteció.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant.: Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!

 

Cántico de la Santísima Virgen María     Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Ant.: Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!
PRECES
Invoquemos a Cristo, el Señor, para que nos ayude a servirlo en santidad y justicia todos los días de nuestra vida.

Santifica a tu pueblo, Señor.

 

Señor Jesús, te pedimos por tu Iglesia,

santifícala en la verdad para que extienda tu reino entre todos los pueblos.

Señor Jesús, te pedimos por laquellos que se han alejado de ti,

haz que saboreen la dulzura de tu perdón.

Señor Jesús, te pedimos por los pastores que has elegido para trabajar en tu viña,

haz que, siguiendo el ejemplo de san Cayetano, anuncien a todos tu amor misericordioso.

 

Se pueden añadir algunas intenciones libres

 

Señor Jesús, te pedimos por todos aquellos que han dejado esta vida terrena

asócialos a la asamblea festiva de tus santos.

 

PADRE NUESTRO.
ORACIÓN
Dios omnipotente y misericordioso,

que en la contemplación del Corazón de tu Hijo,

has otorgado a San Cayetano, presbítero,

un admirable celo pastoral,

concédenos, por su intercesión, que, movidos

por un espíritu de caridad ferviente,

seamos testigos de Cristo en todas partes.

Èl que vive y reina contigo en la unidad del Espiritu Santo y es Dios,

por lo siglos de los siglos.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

  1. Amen

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

INVITATORIO
Antífona

Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Cayetano.

 

Salmo 94

Invitación a la alabanza divina
Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses,

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes.

Suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:

“No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto:

cuando vuestros padres me pusieron a prueba,

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

“Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso.”

 

 

OFICIO DE LECTURA
Himno

Puerta de Dios en el redil humano

fue Cristo, el buen Pastor que al mundo vino,

glorioso va delante del rebaño,

guiando su marchar por buen camino.
Madero de la cruz es su cayado,

su voz es la verdad que a todos llama,

su amor es el del Padre, que le ha dado

Espíritu de Dios, que a todos ama.
Pastores del Señor son sus ungidos,

nuevos cristos de Dios, son enviados

a los pueblos del mundo redimidos;

del único Pastor siervos amados.
La cruz de su Señor es su cayado,

la voz de la verdad es su llamada,

los pastos de su amor, fecundo prado,

son vida del Señor que nos es dada. Amén.

 

 

SALMODIA

Ant. 1: Tú has concedido el deseo de su corazón.
Salmo 20,2-8.14

 

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,

¡y cuánto goza con tu victoria!

Le has concedido el deseo de su corazón,

no le has negado lo que pedían sus labios.
Te adelantaste a bendecidlo con el éxito,

y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.

Te pidió vida, y se la has concedido,

años que se prolongan sin término.
Tu victoria ha engrandecido su fama,

lo has vestido de honor y majestad.

Le concedes bendiciones incesantes,

lo colmas de gozo en tu presencia;

porque el rey confía en el Señor,

y con la gracia del Altísimo no fracasará.
Levántate, Señor, con tu fuerza,

y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

 

Ant.: Tú has concedido el deseo de su corazón.
Ant. 2: ¡Qué magnificas son tus obras, Señor!
Salmo 91

 

I

Es bueno dar gracias al Señor

y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

proclamar por la mañana tu misericordia

y de noche tu fidelidad,

con arpas de diez cuerdas y laúdes,

sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,

y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,

qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende

ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados

y florezcan los malhechores,

serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor,

eres excelso por los siglos.

 

Ant.: ¡Qué magnificas son tus obras, Señor!

 

 

Ant.: 3 Siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.

 

II

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,

los malhechores serán dispersados;

pero a mí me das la fuerza de un búfalo

y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos despreciarán a mis enemigos,

mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera,

se alzará como un cedro del Líbano:

plantado en la casa del Señor,

crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso,

para proclamar que el Señor es justo,

que en mi Roca no existe la maldad.

 

Ant. :3 Siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.

 

 

VERSÍCULO

  1. Oirás de mi boca una palabra.
  2. Y les advertirás de mi nombre.

 

 

PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Isaías                                                                      55, 1-13

 

La alianza perpetua se ofrece a todos en la palabra del Señor

 

Esto dice el Señor:

«Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar: vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos, y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme y viviréis.

Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David: a él lo hice mi testigo para los pueblos, caudillo y soberano de naciones; tú llamarás a un pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti: por el Señor, tu Dios, por el Santo de Israel que te honra.»

Buscad al Señor mientras se le puede encontrar, invocadlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino y el criminal sus planes; que regrese al Señor y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón.

«Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros; mis planes, que vuestros planes. Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía; sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»

Saldréis con alegría, os llevarán seguros: montes y colinas romperán a cantar ante vosotros, y aplaudirán los árboles del campo. En vez de espinos, crecerá el ciprés; en vez de ortigas, el arrayán: serán el renombre del Señor, y monumento perpetuo imperecedero.

 

RESPONSORIO                                                                                            Jn 7,37-38

  1. Jesús, poniéndose de pie, clamaba en alta voz: “El que tenga sed que venga a mí, y que beba

el que crea en mí”.

V.Brotarán de su seno torrentes de agua viva.

R.El que tenga sed que venga a mí, y que beba el que crea en mí.

 

 

SEGUNDA LECTURA

De los escritos de San Cayetano Errico, presbítero y fundador (Archivo General del Instituto. Predicaciones).

 

Sacaréis agua con alegría de las fuentes de la salvación.

 

Pobre humanidad que, con la boca abierta, va buscando un sorbo de agua para aliviar un poco su ardiente sed y corre hacia las cisternas disipadas de los vicios, de las iniquidades y de los placeres mundanos, los cuales no pueden contenerla. No la encuentra, y està obligada a exasperarse, sin poder remediar su malestar; y, en lugar de encontrar aguas restauradoras, ella misma se ve forzada a derramarse como agua por la tierra: “Como el agua que se derrama in tierra”.

Pero, más allá de eso, esta tarde ustedes, que como otras muchas Agar, se entretienen frente a sus deseos y a las pretensiones de su corazón como ante la dolorosa visión de tantos agonizantes Ismaeles que ya exhalan el espíritu sin encontrar alivio, ¡levantentese! ¡levantentese!. He aquí el Angel del Señor que les indica dónde pueden saciar su sed: “Vengan tomar agua todos los sedientos”. Pero ya no les señala las amarguísimas aguas de Mara, como una vez Dios indicò a Moisés, el guía, y que los Hebreos no pudieron probarla sino después de un estrepitoso milagro.

Ni les muestra aquellas que al golpe del baston mosaico brotaron de la roca, allá en el desierto; ni aquellas que fueron dadas de beber al siervo de Abraham y a sus camellos por la vergonzosa Rebeca; ni aquellas de la piscina de Belén, tan deseadas por David que tres de sus leales capitanes se vieron obligados a arriesgar la propia vida en medio del ejército enemigo, para tomar un vaso de ellas; ni siquiera aquellas del pozo de Sicar, comprado por el patriarca Jacob, junto al cual Jesús, cansado, se puso a descansar hacia el mediodía para convertir a la mujer samaritana; ni tampoco aquellas de la cena de Caná de Galilea, que fpor los manos de Jesucristo fueron transustanciadas en pauperrimos vinos.

Sino que les muestra aquellas aguas santificadoras que, según la promesa de Dios, en la plenitud de los tiempos haría llover sobre el alma de los pobres pecadores y así purificarlos de todas sus iniquidades. “Los rociarè con agua pura y ustedes quedarán purificados de totas sus iniqidades”, y estas preciosísimas aguas no se recogen ni en el llanto ni en la tristeza, sino que se consiguen en la alegría y el gozo: aguas que se sacan de las fuentes de nuestro Salvador, de aquellas llagas recibidas por nuestra salvación y especialmente de la perenne fuente de su Santísimo Corazón.

Entonces, mis oyentes, ¿ustedes sienten sed? ¿Ustedes quieren satisfacer sus deseos? Corran a la fuerte del Corazón de Jesucristo que allí encontrarán aguas de salvación: “Sacarán agua con alegría de las fuentes del Salvador ”, las que, apenas bebidas, expiarán y santificarán sus almas de sus culpas y perdonarán las debidas penas.

Piadosísimo Salvador mio, ya que, viéndome lleno de pecados y muy sediento de vuestra gracia, con amorosas llamadas me obligáis a beber de vuestras aguas “el que tenga sed –me dices–venga a mi y beba”, yo, necesitado, a causa de mi miseria y mucho más de vuestra misericordia, suplico, con la mujer samaritana, que me deis de beber esta agua de vuestra gracia, para que no tenga nunca más sed de los envenenados placeres ni persiga las vanidades mundanas: “Señor, dame de esa agua para que non tenga más sed y no necesite venir hasta aquì a sacarla”. Pero olvidado de mí mismo, pienso solamente en amar tu amabilísimo Corazón.

 

RESPONSORIO                                                                                ICor 7,29.30.31;2,12

  1. El momento es apremiante. Queda como solución: que los que están alegres vivan como si no lo estuvieran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la presentación de este mundo se termina.

 

V.Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo.

R.Porque la presentación de este mundo se termina.

 

 

TE DEUM.

 

ORACIÓN
Dios omnipotente y misericordioso que, en la contemplación del Corazón de tu Hijo, has otorgado a san Cayetano, presbítero, un admirable celo pastoral, concédenos, por su intercesión, que, movidos por un espíritu de caridad ferviente, seamos testigos de Cristo en todas partes. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

 

CONCLUSIÓN

  1. Bendigamos al Señor.
  2. Demos gracias a Dios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LAUDES
INVOCACIÓN INICIAL

  1. Dios mío ven en mi auxilio.
  2. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria. Aleluya.
HIMNO

 

Cristo, cabeza, rey de los pastores,

el pueblo entero, madrugando a fiesta,

canta a la gloria de tu sacerdote

himnos sagrados.

 

Con abundancia de sagrado crisma,

la unción profunda de tu Santo Espíritu

le armó guerrero y le nombró en la Iglesia

jefe de tu pueblo.

 

Él fue pastor y forma del rebaño,

luz para el ciego, báculo del pobre,

padre común, presencia providente,

todo de todos.

 

Tú que coronas sus merecimientos,

danos la gracia de imitar su vida,

y al fin, sumisos a su magisterio,

danos su gloria. Amén.

 

 

SALMODIA

Ant. 1: Anunciaré eternamente la misericordia del Señor.

 

Salmo     62, 2-9

El alma sedienta de Dios

Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.

 

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,

mi alma está sedienta de ti;

mi carne tiene ansia de ti,

como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario

viendo tu fuerza y tu gloria!

Tu gracia vale más que la vida,

te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré

y alzaré las manos invocándote.

Me saciaré de manjares exquisitos,

y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti

y velando medito en ti,

porque fuiste mi auxilio,

y a la sombra de tus alas canto con júbilo:

mi alma está unida a ti,

y tu diestra me sostiene.

 

Ant.: Anunciaré eternamente la misericordia del Señor.

 

Ant. 2: Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, Señor, a la luz de tu rostro.

 

Cántico    Dn 3, 57-88. 56

Toda la creación alabe al señor

Alabad al Señor sus siervos todos. (Ap 19, 5)

 

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;

cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;

ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;

astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;

vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;

fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;

témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;

noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;

rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,

ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;

cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;

mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;

aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;

bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;

siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,

ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,

alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.

 

Ant.: Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, Señor, a la luz de tu rostro.

 

Ant. 3: La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo.

 

Salmo 149

Alegría de los santos

Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor. (Hesiquio)

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca

y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos

y aplicar el castigo a las naciones,

sujetando a los reyes con argollas,

a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada

es un honor para todos sus fieles.

 

Ant.: La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo.

 

LECTURA BREVE     Rm 12,1-2.

Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

RESPONSORIO BREVE

  1. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
  2. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

 

  1. Y sus pasos no vacilan.
  2. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
  3. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
  4. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

 

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant.: Cantor de la misericordia del Señor, Cayetano arde de caridad en la Iglesia.

 

Cántico de Zacarías     Lc 1, 68-79

El Mesías y su Precursor
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

 

Ant.: Cantor de la misericordia del Señor, Cayetano arde de caridad en la Iglesia.

 

PRECES
Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo

Apacienta a tu pueblo, Señor.

 

Señor Jesucristo, tú que en san Cayetano nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo,

            no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, tú que por medio de san Cayetano eres el médico de los cuerpos y de las almas,

            haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de     una vida santa.

Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de san Cayetano,

            haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

PADRE NUESTRO.
Oración
Dios omnipotente y misericordioso que, en la contemplación del Corazón de tu Hijo, has otorgado a san Cayetano, presbítero, un admirable celo pastoral, concédenos, por su intercesión, que, movidos por un espíritu de caridad ferviente, seamos testigos de Cristo en todas partes. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

  1. Amen

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

HORA INTERMEDIA
INVOCACIÓN INICIAL

  1. Dios mío ven en mi auxilio.
  2. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria. Aleluya.
HIMNO

 

Los salmos se toman de la salmodia complementaria. Si esta solemnidad cae en domingo, los salmos se toman del domingo I del Salterio.

SALMODIA

Antífonas:

Tercia:

Ant: El Espíritu de verdad, que procede del Padre, él mismo declarará a mi favor; y también vosotros seréis mis testigos.

LECTURA BREVE                                                                                        1Jn 3,17-18

Si un rico en bienes de fortuna ve a su hermano pasar necesidad y, hombre sin entrañas, le niega su socorro, ¿cómo es posible que more en él el amor de Dios? Hijitos míos, no amemos con palabras ni con la lengua, sino con las obras y de verdad.

V. Dichoso el que se apiada y presta.

R. El recuerdo del justo será perpetuo.

 

Sexta

Ant. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica.

LECTURA BREVE                                                                                       Dt 30,11-14

            El precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni inalcanzable; no está en el cielo, para que digas: «¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?». Ni está más allá del mar, para que digas: «¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?». El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo.

V. Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor.

R. Luz en mi sendero.

Nona

Ant: Gustosamente gastaré lo que tengo y me consumiré yo mismo todo entero por el bien de vuestras almas.

LECTURA BREVE                                                                                            Rm 5, 6-8

Cuando estábamos nosotros todavía sumidos en la impotencia del pecado, murió Cristo por los pecadores, en el tiempo prefijado por el Padre. En realidad, apenas habrá quien dé su vida por un justo; quizá por un bienhechor se exponga alguno a perder la vida. Pero Dios nos demuestra el amor que nos tiene en el hecho de que, siendo todavía pecadores, murió Cristo por nosotros.

V. Justificados por su sangre,

R. Seremos salvados por él de la cólera divina.

Salmo 117
Himno de acción de gracias después de la victoria

Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular. (Hch 4, 11)

 

I
Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

 

Diga la casa de Israel:

eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:

eterna es su misericordia.

 

Digan los fieles del Señor

eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,

y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo,

¿qué podrá hacerme el hombre?

El Señor está conmigo y me auxilia,

veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor

que fiarse de los hombres,

mejor es refugiarse en el Señor

que confiar en los magnates.
II
Todos los pueblos me rodeaban,

en el nombre del Señor los rechacé,

me rodeaban cerrando el cerco,

en el nombre del Señor los rechacé,

me rodeaban como avispas,

ardiendo como fuego en las zarzas,

en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,

pero el Señor me ayudó;

el Señor es mi fuerza y mi energía,

él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria

en las tiendas de los justos:

«La diestra del Señor es poderosa,

la diestra del Señor es excelsa,

la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré

para contar las hazañas del Señor.

Me castigó, me castigó el Señor,

pero no me entregó a la muerte.
III
Abridme las puertas del triunfo,

y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:

los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste

y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos

es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,

ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:

sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Señor, danos la salvación;

Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,

os bendecimos desde la casa del Señor;

el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos

hasta los ángulos del altar.

Tercia: El Espíritu de verdad, que procede del Padre, él mismo declarará a mi favor; y

             también vosotros seréis mis testigos.

Sexta:  Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica.

Nona: Gustosamente gastaré lo que tengo y me consumiré yo mismo todo entero por el

           bien de vuestras almas.

Oración
Dios omnipotente y misericordioso que, en la contemplación del Corazón de tu Hijo, has otorgado a san Cayetano, presbítero, un admirable celo pastoral, concédenos, por su intercesión, que, movidos por un espíritu de caridad ferviente, seamos testigos de Cristo en todas partes. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Conclusión
V. Bendigamos al Señor.

  1. Demos gracias a Dios.

 

 

 

SEGUNDAS VÍSPERAS

 

INVOCACIÓN INICIAL

  1. Dios mío ven en mi auxilio.
  2. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria. Aleluya.
HIMNO

Cantemos al Señor con alegría,

unidos a la voz del pastor santo;

demos gracias a Dios, que es luz y guía,

solícito pastor de su rebaño.
Es su voz y su amor el que nos llama

en la voz del pastor que él ha elegido,

es su amor infinito el que nos ama en la entrega

y amor de este otro cristo.
Conociendo en la fe su fiel presencia,

hambrientos de verdad y luz divina,

sigamos al pastor que es providencia

de pastos abundantes que son vida.
Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,

manda siempre a tu mies trabajadores;

cada aurora, a la puerta del aprisco,

nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

 

SALMODIA

Ant. 1: Soy ministro del Evangelio por don de la gracia de Dios.
Salmo 14
¿Quién es justo ante el señor?

Os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo. (Hb 12, 22)

 

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.

Ant.: Soy ministro del Evangelio por don de la gracia de Dios.
Ant. 2: Administrador fiel y solícito, a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre.

Salmo 111
Felicidad del justo

Caminad como hijos de la luz; toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. (Ef 5, 8-9)

 

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Ant.: Administrador fiel y solícito, a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre.

Ant. 3: Mis ovejas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.

Cántico     Ap 15, 3-4
Canto de los vencedores

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Ant.: Mis ovejas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
LECTURA BREVE                                                    1Jn 2, 3-6      

Sabemos que hemos llegado a conocer a Cristo si guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, miente; y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra posee el perfecto amor de Dios. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que está siempre en él debe andar de continuo como él anduvo.

RESPONSORIO BREVE

V. Te doy gracias, Señor, de todo corazón.

R. Te doy gracias, Señor, de todo corazón.

V. Tañeré en honor de tu nombre entre las naciones.

R. De todo corazón.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Te doy gracias, Señor, de todo corazón.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant.: Apóstol de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, san Cayetano canta eternamente la gloria de Dios.

Cántico de la Santísima Virgen María     Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Ant.: Apóstol de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, san Cayetano canta eternamente la gloria de Dios.

 

PRECES
Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la intercesión de san Cayetano nos conceda ser testigos de las promesas de nuestro bautismo, y digamos:

            Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.

Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,

            haz que la Iglesia, extendida por los confines de la tierra, te glorifique con la luz   de la santidad.

Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna nuestra vocación, buscando siempre tu beneplácito,

            ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Padre santo, que has suscitado en la Iglesia a san Cayetano para dar a conocer el amor misericordioso del Corazón de Jesús y de la Virgen María,

            enciéndenos también a nosotros con su amor.

Padre santo, que has concedido a san Cayetano servir con generosidad a los hermanos más necesitados,

            concédenos, también a nosotros, dedicar nuestra vida al servicio del prójimo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Padre santo, que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

            haz que los sacerdotes y los fieles difuntos se reúnan en la alegría de tu reino.

Padre nuestro.

Oración
Dios omnipotente y misericordioso que, en la contemplación del Corazón de tu Hijo, has otorgado a san Cayetano, presbítero, un admirable celo pastoral, concédenos, por su intercesión, que, movidos por un espíritu de caridad ferviente, seamos testigos de Cristo en todas partes. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

  1. Amen